Llegamos tarde a lo de Gaby Bex. Miau Miau era una perciana negra y ya no quedaban indicios de que algo hubiese ocurrido en ese espacio. Fuimos a Kim y Novak. A la salida de Kim y Novak le pedí a Tomy Barban que, ya que estábamos cerca y que no lo había encontrado a Mariano Dorr a quien había prometido un ejemplar, me acompañase al buzón de Humbert Humbert. Al llegar, el listo de Tommy, sugirió arrojar los dos ejemplares de Selección Natural al balcón Humbert Humbert (ya que consideró que esos libros serían robados por los vecinos si los dejaba en el buzón del edificio). El balcón era bastante alto. Le dije que no, por miedo a que tal vez golpease o directamente rompiese el vidrio de la puerta del balcón. Pero él, sin testigos nocturnos (era alrededor de la una de la mañana) y apoyado en su práctica de golf, cual Tigger Woods, procedió. Vimos el primer lanzamiento, el libro voló y cayó donde debía. Repetirlo era difícil, pero ahí fue! apenitas rozó el vidrio de la puerta del balcón y se posó en una esquinita. Los libros arrojados y aterrizados donde debían, fue nuestra pequeña epifanía nocturna. Felices, nos dimos cuenta que (excepto una pelea de cuchilleros borgiana) no podíamos esperar nada mejor de esa noche.
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