el 4 de octubre en Madrid

el 4 de octubre en Madrid
La máquina de proyectar sueños

sábado, 2 de julio de 2011

dark room

Disparo la foto del telefonito en medio de la osuridad. Chequeamos y vemos un par de rectángulos negros. No hay foto, decimos. Pero en el cuarto oscuro digital lo arreglo, le echo luz, brillo, nitidez, temperatura, todo lo que encuentro y va apareciendo de a poco la imagen detrás de la nada, como en una polaroid o como si la colgara de un gancho de madera en el laboratorio hasta que seque.
Aparece, Pola!
Y al ver como queda me pregunto si, como ella está viviendo en Bariloche, no me habrá quedado una estética de ceniza volcánica. No le hace justicia a su belleza, pienso, va a odiar esta foto. 
Anoche, radio con Iván Moiseeff y Esteban Castroman un dúo delicioso de la estimulante Editorial Clase Turista, con los bigotones alegres Simja Dujov y Pablo Katchadjian, seacabaelcapitalismo Chipi Castillo, con María Pía López y la incertidumbre de las palabras. 00.02 am terminamos. Empieza a sonar el himno en el estudio como siempre a esa hora. Chau! 
Taxi con Debi y mientras hacemos casting de políticos, el taxista se duerme. ZZZZZZ! Perdón! Cambio de taxi!  Aterrizo a las 0.45 en un plato de frutillas con tiramisú, y una copa de vino tinto...y mis amigas lejanas!!! OOOHHHHHH!!!!

Porque Lu Vassallo, con la que hacíamos notas en V de Vian hace mil, también está lejos, vive en Barna, aunque con Pola la queremos repatriar!
bueno, que pin que pan, fuimos a otro bar, OMM se sigue llamano OMM? o no actualicé? y café y vinito.
y así así.
 3am, en casita me duermo vestida con el tapado puesto, porque ese día estuve de aquí para allí en varios barrios porteños y estoy exhausta.
Pero me despierto al ratito con energías renovadas como para sacarme el tapado, las botas, el chupín y meterme bajo las sábanas.
A la mañana amanezco con ese piolincito alredor del cuello, descubro frente al espejo a una línea marrón que me atraviesa la garganta, y veo que no me había sacado ese collarcito con una manzanita que uso siempre. Me podría haber ahorcado con eso, sin querer?, digo y me miro con una sonrisa (me miro tan poco en el espejo, no me gusta mirarme en general, ciertas veces sí) Que importa, no pasó!
bueno, el día empieza y trae cosas buenas (esta vez).

más bigotes anoche

Pablo Katchadjian
leyó anoche su Mental Movie
y publica pronto x Ríos Blatt

the look

Simja Dujov
anoche en Confesionario Radio

viernes, 1 de julio de 2011

'ta noche Radio! Cristian Castillo (la revolución será televisada?), María Pía López (política y tv, la saga continúa)) Mental movies!

Confesionario Radio
viernes de 22 a 24hs- 87,9 fm radiouba
para escuchar online click
para llamar 4 813 8161

editorial,Clase Turista
esta noche con Mental Movies

María Pía López- La saga continúa Política y TV
Cristian Castillo, el sueño de la revolución propia

jueves, 30 de junio de 2011

Libro Marcado en Ñ

Anotaciones al margen

¿Cuándo comenzó la práctica de subrayar libros? Un recorrido por esta costumbre, con opiniones de Fabio Morábito, Heather Jackson y Diana Bellessi, entre otros, y una pregunta sobre su futuro.

POR LUCAS MERTEHIKIAN

En La última cinta de Krapp , la obra de teatro que Samuel Beckett estrenó en 1958, un hombre anciano se sienta frente a su magnetófono para escuchar grabaciones de su propia voz cuando era joven, entre las que cuenta una anécdota amorosa. Pero tan poco se reconoce Krapp en ese yo lejano, tan intermitentes son los momentos de identificación, que decide relatar y grabar nuevamente la historia.
Una escena parecida ha ideado Cecilia Szperling con su ciclo “Libro Marcado”, cuya más reciente edición comenzó el miércoles pasado en MALBA y reunirá, desde junio hasta noviembre, a escritores y artistas plásticos que pondrán en escena las marcas sobre los libros de sus bibliotecas.
“La idea original fue hacerle un juicio al lector”, explica Szperling, que lanzó este proyecto, por primera vez, en 2008. “Y para un juicio hacen falta pruebas”. Subrayados, anotaciones al margen, sellos de librerías, citas, recordatorios para la vida cotidiana: se trata de reconstruir una experiencia de lectura que es, ante todo, una experiencia de vida. Como el personaje de Beckett, los escritores son examinados frente a su pasado para tratar de entender por qué marcaron ciertas cosas y por qué fueron indiferentes a otras. Para volver a la escena del crimen.
En 2010, el escritor mexicano Fabio Morábito escribió en Ñ dos columnas acerca de la costumbre de subrayar libros que recibieron adhesiones y rechazos por igual. La primera, “La maldición del libro subrayado”, sancionaba a los subrayadores por poner el foco sobre la frase en vez de| privilegiar la construcción del relato. Primera maldición del subrayado: rescata algo pero deja la mayor parte de lo escrito afuera.
En la segunda columna, “La vanidad de subrayar libros”, describía a un amigo con compulsión al subrayado que no podía tener un libro sin haberlo marcado. Nunca había podido escribir, en cambio, una sola línea publicable. Segunda maldición del subrayado: esteriliza la escritura y nos obliga a una biblioteca armada sólo con marcas y libros propios. Pero esto último, por lo menos, no siempre fue así.
Heather Jackson, profesora de literatura anglosajona de la Universidad de Toronto, editó, en el año 2002, Marginalia: Readers Writing In Books , un largo estudio de archivo sobre las anotaciones que diferentes escritores ingleses, de De Quincey a Graham Greene, hicieron sobre sus libros entre 1700 y 2000. De semejante tarea pudo extraer varias conclusiones. Para empezar, que no siempre estuvo mal visto marcar libros, ni siquiera cuando fueran ajenos.
El estudio de Jackson se centra en la figura de Samuel Coleridge, poeta romántico inglés a quien se atribuye el latinismo “marginalia”, plural de “marginale”: lo que se anota en los márgenes. Las anotaciones de Coleridge se habían vuelto tan famosas que sus amigos le pedían que les marcara sus libros antes de leerlos. Esta costumbre no incluía sólo a Coleridge, y ni siquiera sólo a escritores. Hasta mediados del siglo XIX era una costumbre habitual marcar los libros antes de regalarlos, algo que hubiese escandalizado al subrayador compulsivo de Morábito, pero también a casi cualquiera de nosotros.
¿Qué pasó después de 1850 para que este hábito cayera en desuso? Según Jackson, la principal razón fue la expansión de una red de bibliotecas públicas que iniciaron su lucha contra las marcas de los lectores. En el sitio web de la Biblioteca de la Universidad de Cambridge, una de las principales fuentes de consulta de Jackson, los potenciales lectores son advertidos acerca de lo que se puede y no se puede hacer con los libros. El título del apartado cuarto es elocuente: “ Marginalia and other crimes ”. Aparentemente, era cierto: puede hacerse un juicio al lector.

Escritores y lectores
¿De dónde viene esta fascinación por las marcas que los escritores dejan sobre sus libros? ¿No hacen todos los lectores lo mismo? Cecilia Szperling explica: “Es cierto que todos tenemos una experiencia de subrayado, de marcar o leer un libro marcado. Pero un escritor puede hacer una narración y condensar esos momentos de otra manera”. Heather Jackson coincide en que el estudio de las marcas de escritores sobre sus libros está sobrerrepresentado en relación con las del total de lectores. Consultada por Ñ , dijo que cree que esta diferencia se debe en parte a que “los escritores son más propensos a escribir sobre lo que leen y la gente cree que tienen algo original para decir”, pero, sobre todo, a que “los papeles de los escritores tienden a ser conservados, mientras que los de los lectores comunes, no”.
Los libreros de Buenos Aires coinciden. Andrea, dueña de Librería D’Artagnan (Ayacucho 455), admite que, aunque en ocasiones ha tenido suerte, es difícil comprar la biblioteca de un escritor, a la que se le suelen dar otros destinos (donaciones, en general). El lector promedio, por su parte, evita los ejemplares marcados por dueños anteriores, y sólo el bibliófilo es capaz de encontrar, en ciertas marcas, un valor agregado. Además, Andrea agrega que ese plus es más simbólico que económico. Esto explica un hecho curioso: hace unos años adquirieron la biblioteca estudiantil de David Viñas y, ahora, en su librería, se consiguen ediciones selladas y anotadas por él de libros como Los persas , de Esquilo, o tomos sueltos de las obras de Platón en griego, por unos $ 30 o $ 40.
Sin embargo, Alberto Casares, de Librería Casares (Suipacha 521), cree que algo está cambiando en este sentido. Para él, los lectores corrientes, y no sólo los especialistas, están dando cada vez más valor a las marcas de un libro. Ya no rechazan automáticamente los ejemplares anotados por lectores anónimos. En D’ Artagnan, de hecho, tienen anécdotas interesantes sobre lectores comunes. Andrea destaca los libros que pertenecieron alguna vez a la biblioteca de un tal Enrique Martini Lagos, que, más que como un criminal, marcaba los libros con minuciosidad de forense: “Empecé a leer a las 23.50 horas”, se lee al comienzo de un capítulo de Historia de Mayta , de Vargas Llosa.
Lo cierto es que la fascinación por ver qué anotan los escritores sobre los libros de sus bibliotecas existe. La revista literaria argentina El interpretador, por ejemplo, lanzó en marzo “Libros subrayados”, apartado dedicado a escritores que transcriben sus propios subrayados. “Algunos mandaron cosas que estaban leyendo en ese momento. Otros fueron a buscar cosas que ya sabían que tenían subrayadas. Por lo tanto, consideramos que el subrayado puede ser una forma inmediata de leer y una forma de volver a ese fragmento como antología del pasado”, explica Javiera Pérez Salerno, que dirige la sección.
Por su parte, la Biblioteca Nacional presentó, en septiembre de 2010, Borges, libros y lecturas . El volumen, a cargo de Laura Rosato y Germán Alvarez, recupera las anotaciones que Borges hizo sobre casi 500 libros de su colección que quedaron en la Biblioteca. En sus primeras páginas, Borges cita pasajes, a veces manuscritos por él y, otras veces, por su madre.
Fabio Morábito prefiere no correr el riesgo de tomarse esas marcas demasiado en serio: “Ya me imagino a un tesista sacando quién sabe qué aseveraciones sesudas sobre la obra de Borges a partir de los subrayados encontrados en su biblioteca”, dijo, consultado sobre este tipo de publicaciones. “No creo que nos revelen algo de su personalidad literaria que no conozcamos ya a través de sus libros”.
En cambio, el crítico y escritor Daniel Link asegura que este tipo de anotaciones guardan un profundo interés, en tanto parte, “si no de la obra, del archivo asociado a un nombre propio”. Tamara Kamenszain (que el año pasado se sumó al debate con Morábito) comparte este punto: “Cartas, subrayados, diarios íntimos, entrevistas son un continuo vida-obra que no explica la obra sino que la enriquece en lo que tiene de enigmática”.
En definitiva, lo que hay es un deseo de saber más: ya no alcanza con la biografía, tampoco con los diarios privados. Cecilia Szperling cree que en esta curiosidad del espectador se conectan “Libro Marcado” y “Confesionario”, el ciclo que dirigió durante años en el Centro Cultural Rojas, donde distintos artistas narraban anécdotas personales en las que ficción y realidad se entretejían. Con una idea similar en mente, la poeta Diana Bellessi participó como invitada del primer encuentro, el miércoles pasado. Dijo a Ñ : “El subrayado es para mí algo íntimo y secreto, y quisiera que permaneciera en ese lugar, salvo cuando el autor decide hacerlo público, como parte de su performance, es decir, de su construcción como autor”.
“Libro Marcado” pone en escena, así, una pos-biografía, un documento de la vida privada que se vuelve público, y mezcla el carácter social que tiene toda lectura con la realidad íntima en la que siempre se encarna. En este sentido, Szperling destaca la participación del público en los encuentros: “Se produce un momento democrático en el que las diferencias entre lectores profesionales y público se pierden”. Experiencia de lectura y experiencia de vida se reactualizan, y vuelven a confundirse.

Y en el futuro, ¿qué?
En mayo de este año, la noticia inundó los portales de tecnología y los diarios norteamericanos: desde abril, Amazon vendió más ebooks que libros físicos, en una proporción de 105 contra 100. La pregunta es de rigor: ¿qué pasará con las marcas que los lectores dejan sobre las hojas de los libros en este nuevo escenario? Szperling relativiza la importancia de este hecho frente a una idea como la del ciclo: “El libro marcado es, en realidad, el libro que te marca. El cerebro es marcado por la lectura, el formato no importa”, dice.
En verdad, si los subrayados y las marcas sobre los libros son tan significativos como algunos escritores dicen, no deberíamos temer que vayan a desaparecer. Martín Kohan y Mariana Enríquez, que participarán en julio y agosto, respectivamente, de las reuniones del ciclo, coinciden en que subrayar es un punto de partida clave para la propia escritura. “El subrayado me parece una forma más intensa, más atenta de la lectura; como tal, no sólo no esteriliza mi escritura, más bien la estimula”, dice Kohan. Diana Bellessi insiste en esta idea: “Mis criterios son los de una niña asombrada. Asombrada de ver allí algo inesperado. Algo que sé pero que veo expresado con una sabiduría y una precisión mayor; o algo que no se me había ocurrido nunca y que aparece como una revelación”.
Tampoco hay que dejar de pensar en el potencial identificatorio que portan las marcas sobre un libro, si las entendemos como “marca presente de un trabajo futuro”, según las define Tamara Kamenszain. Incluso Morábito reconoce que el subrayado puede funcionar como espejo para uno mismo a la distancia, “un espejo muy opaco, pero espejo al fin”.
Visto así, no deberíamos ser demasiado pesimistas. En Estados Unidos, voces como la del Caxton Institute, que nuclea a importantes bibliófilos del país, se manifestaron preocupadas sobre este problema. En cambio, cabe imaginar, como han hecho otros, un mundo lleno de marginalia, donde cada ebook ofrezca anotaciones de amigos, otros lectores anónimos, escritores, críticos, artistas plásticos y así sucesivamente. En efecto, Amazon ya ofrece para Kindle notas hechas a un libro por su mismo autor, luego de su publicación. Y, con el ritmo de adelantos que los lectores electrónicos muestran, sólo es cuestión de tiempo hasta que permitan escribir a mano sobre ellos, para no renunciar a las notas manuscritas.
“Quién sabe, tal vez ‘Libro Marcado’ será la despedida del libro físico”, bromea Szperling. Suceda lo que suceda, quedarán los libros con sus marcas y otros documentos sobre esta costumbre. Como “Marginalia”, el poema del norteamericano Billy Collins que relata la lectura iniciática, en una biblioteca pública, de un ejemplar de El guardián en el centeno sobre el que había “algunas marcas que parecían de grasa/y al lado de ellas, escrito en lápiz/por una chica hermosa, lo supe/a la que no conocería nunca: ‘Perdón por las manchas de huevo, pero estoy enamorada’”.

Mental Movies! mañana en Confesionario Radio

87,9 fm radiouba
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Devuelvan el amarillo! Audio de María Eugenia Estenssoro en Confesionario Radio

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No es periodismo, es literatura pública- Audio de Hernán Brienza en Confesionario Radio

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martes, 28 de junio de 2011

Pola y las cenizas

Bajo el volcán

"Cenizas quedan"
por Pola Oloixarac para Viva Clarín

Tomábamos té galés en una coqueta hostería camino al Llao Llao (Equs), cuando el cielo adquirió el aspecto de esas frases bíblicas reservadas para cuando se descorre el telón de lo divino: el día se volvió noche, y una columna de fuego se alzó. Los gentiles ancianos que nos atendían prendieron la tele: el volcán Puyehue había entrado en actividad, y compartía con la Patagonia su cálido mundo interior. Salimos a investigar; en 15 segundos, mi campera negra quedó blanca bajo la nieve bizarra, y un aromita sulfuroso nos trepaba las narinas. Al menos estábamos en tierra. El plan del sábado era subir al cerro Frey a patinar en la laguna Tonchek, o leer junto a una taza de chocolate caliente en la confitería que está en la cumbre del Campanario, encaramada sobre el espléndido sistema lacustre. De lo segundo nos salvó el escuadrón de jubilados parlanchines que no querían perder su lugar en la aerosilla; se agolpaban, sin saberlo, a contemplar la ira desatada del Puyehue desde un lugar de privilegio. 
Sigue aquí

lunes, 27 de junio de 2011

Homenaje a Saer en la Biblioteca Nacional!!!


Jornadas Juan José Saer en la Biblioteca Nacional

Autor: -- |  Fuente: LT10
Juan José Saer
Juan José Saer
 El Ministerio de Innovación y Cultura de la Provincia de Santa Fe y la Biblioteca Nacional organizan las Jornadas Juan José Saer, que se realizarán los días 28, 29 y 30 de junio en la sede de la Biblioteca.


Durante los tres días se llevarán a cabo mesas de debate, conferencias y proyecciones promoviendo discusiones y relecturas sobre la obra de Juan José Saer. Asimismo, cabe destacar que el martes 28 de junio a las 18 hs., en homenaje al gran escritor santafesino, se dará el nombre de Juan José Saer a la explanada de ingreso al edificio de la Biblioteca, con orientación al Río de la Plata.



El acto inaugural estará a cargo de Horacio González y Carlos Bernatek, en representación de las instituciones organizadoras, y en las mesas temáticas participarán Beatriz Sarlo, Martín Kohan, Aníbal Jarkowski, María Teresa Gramuglio, Alberto Giordano, Martín Prieto y Alberto Díaz, entre otros.


Martes 28 de junio | Sala “Juan L. Ortíz”

15 a 16 hs. | Conferencia de apertura
Carlos Bernatek, subsecretario de Gestión Cultural del Ministerio de Innovación y Cultura de la Provincia de Santa Fe, y Horacio González, director de la Biblioteca Nacional.



16 a 18 hs. | El universo saeriano a través de sus obras
Beatriz Sarlo, "Responso para un comienzo"
Martín Kohan, “Glosa y la política”
Aníbal Jarkowski, “Nadie nada nunca: enigmas e interpretaciones”
Paulo Ricci, “Políticas y poéticas de la amistad en la narrativa de Saer”


19 a 21 hs. | La política
Hernán Ronsino, “El monograma saeriano”
Florencia Abbate, "El valor político de la autonomía estética en Saer"
Isabel Plante, “Saer, escritor a distancia”

Miércoles 29 de junio | Sala “Juan L. Ortíz”

15 a 17 hs. | El proyecto literario y la crítica
María Teresa Gramuglio, "Una apuesta literaria. Idea de la narración e imagen de escritor en Juan José Saer"
Alberto Giordano, "El crítico como conversador"
Juan Pablo Canala, “Los detectives filólogos: textos, críticos y policial en Saer”


17 a 19 hs. | Proyección
Retrato de Juan José Saer, de Rafael Filipelli (1996)
La película será presentada por su director.


19 a 21 hs. | Poética saeriana
Daniel Freidemberg, “Lo inestable”
Martín Prieto, “Una elegía”
Jorge Monteleone, "Sobre El arte de narrar"
Susana Cella, “Perfusión: lírica y narrativa”

Jueves 30 de junio | Sala “Augusto Raúl Cortazar”

15 a 17 hs. | Las zonas
Alberto Díaz, “Un editor para Saer”
Raúl Beceyro, "Saer y el cine"
Jorge Ricci, "Saer y el teatro: una búsqueda inconclusa”
Cecilia Policsek, “Saer y la filosofía”

17:30 hs. | Proyección

Cicatrices, de Patricio Coll (2001)
La película será presentada por su director.

están Todos y Todas invitados a la Fiesta del Mural el sábado 16 de Julio a alas 20hs-Costa Rica 5800 (con ser Cris friendly alcanza)

nota de Página 12


Te esperamos!

El sueño de Coleridge de Borges, leído por Eduardo Stupía la noche de Libro Marcado





El sueño de Coleridge, si querés leer el cuento Click


domingo, 26 de junio de 2011

Después de Libro Marcado-la tertulia de la tertulia (miércoles a la noche)

Después de la hermosa/extraña tertulia en el escenario de Malba con la diosa Diana Bellessi, el maestro Eduardo Stupía y la genia Paula Maffía (todas las fotos y grabaciones las tendermos proximamente) nos refugiamos de la catarsis acuática de la ciudad en el bar del museo.

El maestro Stupía dijo algo que yo había experimentado y por eso me resultó tan real. Leer a Borges en ciertos momentos de depresión me producía un cambio en mi estado de ánimo. Es que la inteligencia cura, dijo. (Aquí en el bar Eduardo Stupía y Silvia Gurfein)

 Las tertulias de después de los encuentros, son siempre apetitosas, es como si se redoblara la apuesta. Me pasa muchas veces en el intensidad del Confesionario después de Confesionario.
Deliciosos amigos artistas comparten la mesa.

Stupía nos sitetiza al grupo el argumento de El sueño de Coleridge, que es un entrelazamiento de sueños al mejor estilo Inception, jajaja!
Después nos leyó el cuento corto, que pronto subiré al blog.

Se fue la lluvia. Subimos a un taxi con Silvia Gurfein con tal buena suerte que nuestra amiga Vivi Tellas, que venía de dar su taller de 3 horas de Biodrama, nos invitó a comer. 

Nos cocinó esto.
Y así terminó el miércoles.

Humor belleza, inteligencia- WebTV | El anuncio de la Presidenta en la Quinta de Olivos. (TN)

WebTV | El anuncio de la Presidenta en la Quinta de Olivos. (TN)