el 4 de octubre en Madrid

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La máquina de proyectar sueños

sábado, 10 de julio de 2010

gritos y susurros

Budassi,Szperling,García Robayo, Sainz.


MUJERES Y FÚTBOL. Una noche de fútbol se vivió en el ciclo Confesionario, en el Centro Cultural Ricardo Rojas. Las invitadas fueron tres mujeres. Kiwi Sainz, que trabajó varios años como periodista en un suplemento deportivo, contó que hizo un curso de directora técnica e intentó dirigir un equipo en un penal masculino. Para los cien futbolistas anotados, sólo había una pelota. Sonia Budassi narró las estrategias que usó para lograr una entrevista con Carlos Tévez, que luego plasmó en su libro Apache. Se escapó varias veces de la redacción donde trabajaba para ir a esperarlo a los entrenamientos como una más de sus fans. Margarita García Robayo recordó que presenció, junto a su familia, el famoso partido en el que la selección colombiana le ganó a la Argentina por 5 a 0, en el último encuentro para las eliminatorias del Mundial 94. Todo esto sucedió unos días antes de que el equipo nacional quedara afuera del Mundial al perder por cuatro goles contra Alemania.




CONFESIONARIOMaría Rosa Lojo, Ana María Shua y su hija, Paloma Fabrykant, participaron en el ciclo Confesionario, coordinado por Cecilia Szperling. Cada una eligió un tema diferente. Lojo habló sobre su familia española y el acento castizo que muchos de sus parientes jamás lograron disimular. "Eso demuestra el triunfo del franquismo en mi familia, ya que se eternizó la lengua oficial castiza cuando, debido al origen gallego, debería haberse perpetuado otra lengua y otro acento", comentó. Shua, por su parte, relató la muerte de su padre. Su intervención hizo emocionar a los presentes y contrastó con las confesiones de su hija, que leyó un texto en el que describía prácticas onanistas. "¡Las cosas que escribe mi nena!", se sorprendió Shua. Paloma reveló que practica karate. "Como no puedo escribir tan bien como mi mamá, tengo que hacer otra cosa", se justificó. Desde el público, alguien interrumpió: "Para mí, escribe genial". Era su padre, el fotógrafo Silvio Fabrykant.

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