Después de la hermosa/extraña tertulia en el escenario de Malba con la diosa Diana Bellessi, el maestro Eduardo Stupía y la genia Paula Maffía (todas las fotos y grabaciones las tendermos proximamente) nos refugiamos de la catarsis acuática de la ciudad en el bar del museo.
El maestro Stupía dijo algo que yo había experimentado y por eso me resultó tan real. Leer a Borges en ciertos momentos de depresión me producía un cambio en mi estado de ánimo. Es que la inteligencia cura, dijo. (Aquí en el bar Eduardo Stupía y Silvia Gurfein)
Las tertulias de después de los encuentros, son siempre apetitosas, es como si se redoblara la apuesta. Me pasa muchas veces en el intensidad del Confesionario después de Confesionario.
Deliciosos amigos artistas comparten la mesa.
Stupía nos sitetiza al grupo el argumento de El sueño de Coleridge, que es un entrelazamiento de sueños al mejor estilo Inception, jajaja!
Después nos leyó el cuento corto, que pronto subiré al blog.
Se fue la lluvia. Subimos a un taxi con Silvia Gurfein con tal buena suerte que nuestra amiga Vivi Tellas, que venía de dar su taller de 3 horas de Biodrama, nos invitó a comer.
Nos cocinó esto.
Y así terminó el miércoles.
1 comentario:
que rico , que verdura usó Vivi, se ve muy apetitoso!
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