Ayer al mediodía nos juntamos con Gabriela en El Banderín. La luz de día nublado, la mesa junto a la ventana, el bar hermoso, me dije y le dije que era un día perfecto para la foto del pre-Confesionario y que lo pondría en mi barra de favoritos junto a La Orquídea (bar que acuñé gracias a Mechi H).
El Banderín tiene lugar para estacionar, agregó Gabriela a las bondades. Tanta perfección era, por supuesto, un llamado al olvido (no debo conscientizar las cosas-no debo conscientizar las cosas) cuando me doy cuenta de algo...lo pierdo! y así me perdí la hermosa foto de Gabriela: jamás apreté el gatillo.
El caso es que planeamos Confes, planeamos el viaje a Villegas, nos confesamos víctimas de psicoanalistas que nos diagnosticaron abusos en la niñez que para nosotras son inexistentes, hablamos de la maldad de las madres en los colegios, me contó que se va a Gijón. Ella tomó un té con leche y yo una Coca Cola.
A las 3 de la tarde estaba en la calle, sin mi foto y sin algo que no sé que era (falta de comida, falta de sol, el vacío común de cualquier tarde?)
La tarde transcurrió de modo delirante. Pero la noche cayó donde tenía que caer.
Estábamos segura que harías "la gran Ceci". Viernes a las 10 pm y con lluvia...no aparece, me dijeron Ev y Po.
Tenía que venir sí o sí. No aguanto más mi vida peronista: de la casa la trabajo y del trabajo a la casa!!, dije.
Conversamos mucho mucho mucho.
Hoy fue una tarde rara. Un descuido removió una herida del pasado. ¿Qué sentido tiene en el presente? se lo preguntaré a Dr R, que es una geña y tiene respuestas.
evellyn y pola. (la foto sin consciencia)