El relato del voto
La autora da testimonio de su paso como fiscal: entretelones al pie del cuarto oscuro. “Seguimos contando y recontando –describe la rutina atípica– y llenamos planillas”.
POR CECILIA SZPERLING
Lunes 4 de julio.“Necesitamos fiscales. ¿Alguien se ofrece?” Hay que hacer una capacitación de dos horas el martes. Recibo este mail de un amigo, llamémoslo Gatsby, que colabora con una agrupación política de Palermo y lo manda a un grupo de amigos independientes. Soy la única que respondo.
19hs. Al fondo de la casa chorizo, pedimos café y nos sentamos alrededor de una mesa. Marcos y Roberto nos entrenan con unas directivas bastante claras que algunos de los del grupo quieren complicar. La tele está alta, hay alguien mirando a los candidatos. Roberto dice: “Apagá a Tinelli” y el tipo se ofende y se va mascullando No estaba viendo a Tinelli y da un portazo. Hay mucha sensibilidad en estos días, me comenta Gatsby alertándome para que no cometa ninguna imprudencia. Las indicaciones siguen con bastante eficacia y rapidez, salteando a los problemáticos. Al finalizar, Gatsby me sugiere: “Mejor dejales tu mail y lo pensás bien, si vas a querer venir. Porque si decís que sí, es sí”. Desafiada por la especulación de mi amigo que decodificó como podrías arrepentirte persona fóbica a los compromisos, dejo mi número de DNI y sello con sangre mi pacto personal con la democracia. Iría sí o sí, sin excusas.
21 hs., noche. Taxi. Me voy a casa con una especie de manualcito de fiscal. Por supuesto, en ese viaje de vuelta, me sorprendo urdiendo una excusa, una gran excusa tejida con argumentos aprendidos en el cursito. Es así, no puedo ir a fiscalizar porque vine a votar a la escuela que me corresponde y como faltaron el presidente de mesa, el primer suplente y el segundo suplente, me obligan a quedarme. Perdón, no puedo ir a Palermo.Eventualmente, alguien del local avisa que debemos llegar a primera hora a la escuela palermitana y después ellos mismos, avanzado el día, nos llevan a votar en auto y nos traen para que continuemos.