unos pocos pesos,
para hacerle pata a algún amigo,
por promesas de protagonismo jamás cumplidas.
Hasta que decidí que no era algo para mí.
Hay que estar dispuesto a sumergirse en esa energía eléctrica de filmación y saber que de nuestras palpitaciones no quedará registro alguno en el celuloide.
Hay que hacerlo por amor al arte, o no.
y bueno, si es para ver como se las arregla el genio de El Padrino, allí vamos. Con nuestras mejores galas para nada.
Ojalá que vaya el mismo Francis Ford y no su doble, que se pasea tan campante por Buenos Aires.
Si la escena la dirige el falso FFC, les contaré como se siente la nada al cuadrado.