el 4 de octubre en Madrid

el 4 de octubre en Madrid
La máquina de proyectar sueños

sábado, 9 de julio de 2011

La cacería romántica pasa por Confesionario en el Rojas

En el recién nacido libro-guía-íntima-gay La ciudad y el deseo de Julián Gorodischer con las impactantes fuera de lo común fotografías de Sebastián Freire, la pareja en busca de aventuras va a Confesionario a olfatear posibles presas del amor-

viernes, 8 de julio de 2011

a las 22 radio!

Gaby Bex, Diana Maffía, Martín Kohan y Daniel Molina- ¿Veda? ¿Qué veda?
escritora, performance, cantante, poeta
click para escuchar online

La lucha continua- Diana Maffía en Confesionario Radio

esta noche Martín Kohan en Confesionario Radio


La saga Política y medios continúa tanoche con Martín Kohan en Confesionario Radio
87,9 fm radiouba
de 22 a 24hs
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para llamarnos 4813 6181

¿Quién le teme a Madame Bovary? tá noche radio

Daniel Molina aka Rayo virtual habla acerca de la madame Bovary que todos llevamos dentro!
tá noche en Confesionario Radio
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jueves, 7 de julio de 2011

El Matrimonio

En las relaciones de pareja lo esencial está oculto...

Recién recibido-
Gracias Marina y Bajo la Luna-

Miércoles 13! libro marcado -la tertulia extraña- capítulo 2- temporada 3-

¿que és libro marcado? click nota Ñ

previously on Libro marcado click

miércoles 13 de julio
Silvia Gurfein - Martín Kohan
canciones Irene Goldszer
19hs- malba-
gratis
brindis

mientras me sacaba sangre...

escucho una conversación acalorada pre-electoral de un grupito de operarios de atrás de mi cabinita
               _Es que ahora con la lucha, las mesas son mixtas
               _¿Qué lucha? pregunta otra operaria
               _La lucha feminista

miércoles, 6 de julio de 2011

La ciudad y el deseo- Presento libro el Jueves 14-

La ciudad y el deseo
de
Julián Gorodischer

fotografías de
Sebastián Freire
Presentación y entrevista: Cecilia Szperling 
La ciudad y el deseo es una guía no tradicional que traza un recorrido literario basado en vivencias de escritores como William Burroughs, Allen Ginsberg, Jack Kerouac, Henry Miller y Charles Bukowski, entre otros, pero situadas en los bares tradicionales de Buenos Aires
Jueves 14-19hs-CCEBA-

Bien por Cristina!!

PAÍS

Martes, 05 de julio de 2011

Cristina prohibió la publicación de avisos de oferta sexual en los diarios

Es parte de la nueva Ley contra la Trata de Personas. Cristina dijo que se dio “un gigantesco paso contra la doble moral e hipocresía sobre esta cuestión que debe afligir a toda la sociedad”.

FOTO: TÉLAM
La Presidenta afirmó que con la ley contra la trata de personas Argentina ha “dado un gigantesco paso en la lucha” contra ese flagelo, al firmar un decreto complementario a esa ley con el cual se ilegalizan los avisos de oferta de sexo pago a través de la prensa escrita, al que calificó como "una forma de profunda discriminación contra la mujer en general".
La presidenta destacó que en los últimos tres años el Estado rescató “2.221 personas, de las cuales 1.044 fueron en los últimos cinco meses”.
Además, dijo que también se dio “un gigantesco paso contra la doble moral e hipocresía sobre esta cuestión que debe afligir a toda la sociedad”.
“No se puede en las primeras páginas de los periódicos exigir lucha contra la trata, y luego (tener) páginas comerciales donde se vehiculiza la más formidable y vergonzante no sólo trato sino humillación a la condición femenina”, remarcó.
Cristina cuestionó la manera en “cómo se aborda en informes periodísticos el problema de la trata de personas, y luego en esos mismos diarios y rubro 59 está la oferta sexual que les deja pingües ganancias a las empresas periodísticas”.
Desde el Salón de las Mujeres Argentinas de la Casa Rosada, la Presidenta informó que su decreto “prohíbe la publicación de oferta sexual y crea una oficina de monitoreo del tema en el Ministerio de Justicia, para que conjuntamente con el Consejo Nacional de la Mujer y otros organismos puedan articular una eficaz tarea”.
“Creo que esta es una de las tantas discriminaciones contra la mujer, pero tal vez sea la más humillante. (...) Y esta es una condena a los medios que explotan esto a través de la propagandización. Jamás vamos a condenar a ninguna mujer”, enfatizó.
La Presidenta opinó que las mujeres son “siempre discriminadas” y se refirió al tratamiento de los medios sobre su persona: “Yo he pasado de ser títere del doble comando a una deprimida crónica, y ahora soy una autoritaria rebanadora de cabezas de utópicos candidatos, todo en el curso de unos meses”.
“Nunca entendieron lo que fue mi relación con él (en alusión al ex presidente Néstor Kirchner). Nunca entendieron la tristeza y el dolor de perder a una de las tres personas que más he querido en mi vida, y tampoco tal vez entiendan que tenemos también la suficiente fortaleza como mujeres para hacernos cargo de las tareas que nos tocan en el momento que nos tocan”, añadió.
Al concluir, ratificó “el compromiso de la Argentina con todo y a fondo” contra la trata de personas, y dijo que “esa voluntad

domingo, 3 de julio de 2011

Libro Marcado- segunda entrega

Diccionario Twittero

Diccionario “twittero”

Escritores, artistas plásticos, dramaturgos, músicos y actores cuentan usos y costumbres en la red social y traman el glosario de conceptos de una gran telaraña discursiva.

POR IVAN MOISEEFF

Un living infinito lleno de amigos comentando un acontecimiento, un baile de máscaras, una erótica del saber… Las metáforas sobre Twitter se multiplican en las respuestas de los entrevistados. Acá, un viaje por distintos aspectos de la red de microblogging en su propio formato: el de la síntesis y la concreción.
Twitter. “Es como un gran living en el que todos nos sentamos a observar y comentar algo”, @ezequielcampa.
“Es una manera de pensar. Creo que es el cerebro colectivo de nuestra época. Pensamos en Twitter y pensamos según Twitter: es la forma contemporánea de estar en el mundo”, @rayovirtual.
“Está bueno porque deja en evidencia la esencia de las personas”, @malepichot.
“Es un invento tecno perecedero, como todas las modas”, @muscarijose.
Usos. “Yo lo utilizo como un block de notas inútil, cuando se me ocurre una frase, o escucho algo, lo anoto. Otras veces como chat con amigos, para bobear. A veces, también, pregunto opiniones si quiero ver una peli, o cosas así. Me gustaría que fuera más de levante, como el Facebook o el Fotolog. No hay mucho cortejo, hay mucha crítica”, @daniumpi.
Teatralidad. “Hay mucha amistad twittera que podría funcionar en un mailing cerrado, sin embargo, se da a la vista de todos y uno piensa: ¡cómo se quieren! Es como un metarrelato de un baile de máscaras que no termina nunca y es muy parecido al folletín por entregas”, @cecisz.
Diversidad. “Como es una forma de pensar, Twitter es múltiple, maleable, transformable y transformador. No hay un estilo ni siquiera un pequeño repertorio de estilos. Twitter es parecido a lo que fue la literatura hasta el siglo XX: la escritura en la que cualquiera puede inventar el universo. Y cada universo ser otro. Proust no es Borges y Faulkner no es Joyce. En Twitter existe la misma diversidad y potencialidad (y quizá más diversidad y potencialidad)”, @rayovirtual.
Adicción. “Twitter es el paco digital”, @purasensacion.
“Me generó una adicción que está íntimamente relacionada con la ansiedad. Twitter funciona en forma sincrónica, te metés e interactuás. No podés decir algo a las nueve de la mañana y volver a las ocho de la noche a ver si alguien te respondió porque ya no tiene sentido. Entonces sí genera adicción porque la interacción la requiere”, @matiasfernandez.
“Los norteamericanos inventaron la idea de adicción para poder vender luego la ‘desintoxicación’ y ‘la cura de las adicciones’. No existe la adicción a Internet ni a Twitter. Es el medio en el que vivimos. Somos ahora seres anfibios que oscilamos entre el mundo de los átomos (cada vez menos) y el mundo de los bits (cada vez más). Hablar de adicción a Internet es como sostener en el siglo XIX que la gente se hizo adicta a la ciudad porque era ese el medio nuevo en el que vivía”, @rayovirtual.
“Sí, puede ser adictivo, pero peor es la cocaína”, @malepichot.
Poética. “La restricción de escribir en 140 caracteres provoca una condensación de sentido que, en ocasiones, genera intensidad poética, incluso más allá de que esa sea o no la intención de los que lo escriben. A veces, se leen cosas lindísimas”, @purasensacion.
“El Twitter suma en la producción poética. Algunas frases que tuiteo después las llegué a incluir en algún poema”, @taparouge.
Experiencia. “La experiencia actual es tuiteable o no es experiencia. Es un mero acontecer. No acaba de tomar sentido sin ser tuiteado. Lo íntimo, lo secreto (lo que alguien no quisiera tuitear) ya no son parte de la experiencia contemporánea”, @rayovirtual.
Neurosis. “El estado de tuiteo permanente es extraño porque, por un lado, implica compartir la experiencia pero, por otro, tiene algo del orden de no estar plenamente en el momento durante el momento, casi la definición de la neurosis, ¿no?”, @purasensacion.
Hashtag. “Pasa algo muy gracioso con los hashtags, una forma de sintetizar y acotar lo que se está diciendo a un campo de ideas de una manera concreta o irónica. Con el paso del tiempo uno empieza a pensar con hashtags”, @matiasfernandez.
“El hashtag es como ese amigo que quiere instalar temas en una conversación. A veces lo logra”, @ezequielcampa.
“Me impresiona cómo muchos de nuestros pensamientos pasan por nuestra mente en ese formato. Twitter existía antes de Twitter”, @diegogavinese.
Fórmula. “Se ven varias fórmulas de tuiteo. Algunas, están más vinculadas al ingenio publicitario, al punch. Otras, buscan la primicia de los acontecimientos. Son distintos modelos que se multiplican. Uno que se ve mucho últimamente es el del comentario que combina algo del orden sexual o pornográfico con la demostración de una lectura teórica o filosófica, un estilo que podríamos llamar ‘Pija + Derridá’”, @purasensacion.
Información. “Twitter es como armarse un diario a medida, seleccionando las voces que querés oír. Es la manera que encontré para ‘curar’ y elegir la data que quiero que llegue a mi vida. Mi ventana al mundo en tiempo presente, mi editorialización de lo ajeno y propio. Mi abandono de la tele y el diario”, @dianobyke.
@cecisz es Cecilia Szperling, escritora y periodista. Lleva adelante su programa Confesionario en radio y television.
@daniumpi es Dani Umpi, escritor, cantante y performer.
@dianobyke es Mariano Repetto, baterista de Bicicletas y director de la agencia interactiva transmedia Lanzallamas.
@diegogravinese es Diego Gravinese, artista plastico.
@ezequielcampa es Ezequiel Campa, actor, lleva adelante una ficcion en Twitter llamada twiterteatro.
@malepichot es Malena Pichot, protagonista de la serie de videos “La Loca de Mierda”, estudiante de Letras.
@matiasfernandez es Matias Fernandez, administrador del blog hablandodelasunto.
@muscarijose es Jose Maria Muscari, actor, director y dramaturgo.
@purasensacion es Marina Mariasch, escritora.
@rayovirtual es Daniel Molina, critico cultural, coordina el area Letras y Cultura Web del Centro Cultural Rojas.
@taparouge es Marina Gersberg, escritora y editora del sello Panico al Panico.

sábado, 2 de julio de 2011

dark room

Disparo la foto del telefonito en medio de la osuridad. Chequeamos y vemos un par de rectángulos negros. No hay foto, decimos. Pero en el cuarto oscuro digital lo arreglo, le echo luz, brillo, nitidez, temperatura, todo lo que encuentro y va apareciendo de a poco la imagen detrás de la nada, como en una polaroid o como si la colgara de un gancho de madera en el laboratorio hasta que seque.
Aparece, Pola!
Y al ver como queda me pregunto si, como ella está viviendo en Bariloche, no me habrá quedado una estética de ceniza volcánica. No le hace justicia a su belleza, pienso, va a odiar esta foto. 
Anoche, radio con Iván Moiseeff y Esteban Castroman un dúo delicioso de la estimulante Editorial Clase Turista, con los bigotones alegres Simja Dujov y Pablo Katchadjian, seacabaelcapitalismo Chipi Castillo, con María Pía López y la incertidumbre de las palabras. 00.02 am terminamos. Empieza a sonar el himno en el estudio como siempre a esa hora. Chau! 
Taxi con Debi y mientras hacemos casting de políticos, el taxista se duerme. ZZZZZZ! Perdón! Cambio de taxi!  Aterrizo a las 0.45 en un plato de frutillas con tiramisú, y una copa de vino tinto...y mis amigas lejanas!!! OOOHHHHHH!!!!

Porque Lu Vassallo, con la que hacíamos notas en V de Vian hace mil, también está lejos, vive en Barna, aunque con Pola la queremos repatriar!
bueno, que pin que pan, fuimos a otro bar, OMM se sigue llamano OMM? o no actualicé? y café y vinito.
y así así.
 3am, en casita me duermo vestida con el tapado puesto, porque ese día estuve de aquí para allí en varios barrios porteños y estoy exhausta.
Pero me despierto al ratito con energías renovadas como para sacarme el tapado, las botas, el chupín y meterme bajo las sábanas.
A la mañana amanezco con ese piolincito alredor del cuello, descubro frente al espejo a una línea marrón que me atraviesa la garganta, y veo que no me había sacado ese collarcito con una manzanita que uso siempre. Me podría haber ahorcado con eso, sin querer?, digo y me miro con una sonrisa (me miro tan poco en el espejo, no me gusta mirarme en general, ciertas veces sí) Que importa, no pasó!
bueno, el día empieza y trae cosas buenas (esta vez).

más bigotes anoche

Pablo Katchadjian
leyó anoche su Mental Movie
y publica pronto x Ríos Blatt

the look

Simja Dujov
anoche en Confesionario Radio

viernes, 1 de julio de 2011

'ta noche Radio! Cristian Castillo (la revolución será televisada?), María Pía López (política y tv, la saga continúa)) Mental movies!

Confesionario Radio
viernes de 22 a 24hs- 87,9 fm radiouba
para escuchar online click
para llamar 4 813 8161

editorial,Clase Turista
esta noche con Mental Movies

María Pía López- La saga continúa Política y TV
Cristian Castillo, el sueño de la revolución propia

jueves, 30 de junio de 2011

Libro Marcado en Ñ

Anotaciones al margen

¿Cuándo comenzó la práctica de subrayar libros? Un recorrido por esta costumbre, con opiniones de Fabio Morábito, Heather Jackson y Diana Bellessi, entre otros, y una pregunta sobre su futuro.

POR LUCAS MERTEHIKIAN

En La última cinta de Krapp , la obra de teatro que Samuel Beckett estrenó en 1958, un hombre anciano se sienta frente a su magnetófono para escuchar grabaciones de su propia voz cuando era joven, entre las que cuenta una anécdota amorosa. Pero tan poco se reconoce Krapp en ese yo lejano, tan intermitentes son los momentos de identificación, que decide relatar y grabar nuevamente la historia.
Una escena parecida ha ideado Cecilia Szperling con su ciclo “Libro Marcado”, cuya más reciente edición comenzó el miércoles pasado en MALBA y reunirá, desde junio hasta noviembre, a escritores y artistas plásticos que pondrán en escena las marcas sobre los libros de sus bibliotecas.
“La idea original fue hacerle un juicio al lector”, explica Szperling, que lanzó este proyecto, por primera vez, en 2008. “Y para un juicio hacen falta pruebas”. Subrayados, anotaciones al margen, sellos de librerías, citas, recordatorios para la vida cotidiana: se trata de reconstruir una experiencia de lectura que es, ante todo, una experiencia de vida. Como el personaje de Beckett, los escritores son examinados frente a su pasado para tratar de entender por qué marcaron ciertas cosas y por qué fueron indiferentes a otras. Para volver a la escena del crimen.
En 2010, el escritor mexicano Fabio Morábito escribió en Ñ dos columnas acerca de la costumbre de subrayar libros que recibieron adhesiones y rechazos por igual. La primera, “La maldición del libro subrayado”, sancionaba a los subrayadores por poner el foco sobre la frase en vez de| privilegiar la construcción del relato. Primera maldición del subrayado: rescata algo pero deja la mayor parte de lo escrito afuera.
En la segunda columna, “La vanidad de subrayar libros”, describía a un amigo con compulsión al subrayado que no podía tener un libro sin haberlo marcado. Nunca había podido escribir, en cambio, una sola línea publicable. Segunda maldición del subrayado: esteriliza la escritura y nos obliga a una biblioteca armada sólo con marcas y libros propios. Pero esto último, por lo menos, no siempre fue así.
Heather Jackson, profesora de literatura anglosajona de la Universidad de Toronto, editó, en el año 2002, Marginalia: Readers Writing In Books , un largo estudio de archivo sobre las anotaciones que diferentes escritores ingleses, de De Quincey a Graham Greene, hicieron sobre sus libros entre 1700 y 2000. De semejante tarea pudo extraer varias conclusiones. Para empezar, que no siempre estuvo mal visto marcar libros, ni siquiera cuando fueran ajenos.
El estudio de Jackson se centra en la figura de Samuel Coleridge, poeta romántico inglés a quien se atribuye el latinismo “marginalia”, plural de “marginale”: lo que se anota en los márgenes. Las anotaciones de Coleridge se habían vuelto tan famosas que sus amigos le pedían que les marcara sus libros antes de leerlos. Esta costumbre no incluía sólo a Coleridge, y ni siquiera sólo a escritores. Hasta mediados del siglo XIX era una costumbre habitual marcar los libros antes de regalarlos, algo que hubiese escandalizado al subrayador compulsivo de Morábito, pero también a casi cualquiera de nosotros.
¿Qué pasó después de 1850 para que este hábito cayera en desuso? Según Jackson, la principal razón fue la expansión de una red de bibliotecas públicas que iniciaron su lucha contra las marcas de los lectores. En el sitio web de la Biblioteca de la Universidad de Cambridge, una de las principales fuentes de consulta de Jackson, los potenciales lectores son advertidos acerca de lo que se puede y no se puede hacer con los libros. El título del apartado cuarto es elocuente: “ Marginalia and other crimes ”. Aparentemente, era cierto: puede hacerse un juicio al lector.

Escritores y lectores
¿De dónde viene esta fascinación por las marcas que los escritores dejan sobre sus libros? ¿No hacen todos los lectores lo mismo? Cecilia Szperling explica: “Es cierto que todos tenemos una experiencia de subrayado, de marcar o leer un libro marcado. Pero un escritor puede hacer una narración y condensar esos momentos de otra manera”. Heather Jackson coincide en que el estudio de las marcas de escritores sobre sus libros está sobrerrepresentado en relación con las del total de lectores. Consultada por Ñ , dijo que cree que esta diferencia se debe en parte a que “los escritores son más propensos a escribir sobre lo que leen y la gente cree que tienen algo original para decir”, pero, sobre todo, a que “los papeles de los escritores tienden a ser conservados, mientras que los de los lectores comunes, no”.
Los libreros de Buenos Aires coinciden. Andrea, dueña de Librería D’Artagnan (Ayacucho 455), admite que, aunque en ocasiones ha tenido suerte, es difícil comprar la biblioteca de un escritor, a la que se le suelen dar otros destinos (donaciones, en general). El lector promedio, por su parte, evita los ejemplares marcados por dueños anteriores, y sólo el bibliófilo es capaz de encontrar, en ciertas marcas, un valor agregado. Además, Andrea agrega que ese plus es más simbólico que económico. Esto explica un hecho curioso: hace unos años adquirieron la biblioteca estudiantil de David Viñas y, ahora, en su librería, se consiguen ediciones selladas y anotadas por él de libros como Los persas , de Esquilo, o tomos sueltos de las obras de Platón en griego, por unos $ 30 o $ 40.
Sin embargo, Alberto Casares, de Librería Casares (Suipacha 521), cree que algo está cambiando en este sentido. Para él, los lectores corrientes, y no sólo los especialistas, están dando cada vez más valor a las marcas de un libro. Ya no rechazan automáticamente los ejemplares anotados por lectores anónimos. En D’ Artagnan, de hecho, tienen anécdotas interesantes sobre lectores comunes. Andrea destaca los libros que pertenecieron alguna vez a la biblioteca de un tal Enrique Martini Lagos, que, más que como un criminal, marcaba los libros con minuciosidad de forense: “Empecé a leer a las 23.50 horas”, se lee al comienzo de un capítulo de Historia de Mayta , de Vargas Llosa.
Lo cierto es que la fascinación por ver qué anotan los escritores sobre los libros de sus bibliotecas existe. La revista literaria argentina El interpretador, por ejemplo, lanzó en marzo “Libros subrayados”, apartado dedicado a escritores que transcriben sus propios subrayados. “Algunos mandaron cosas que estaban leyendo en ese momento. Otros fueron a buscar cosas que ya sabían que tenían subrayadas. Por lo tanto, consideramos que el subrayado puede ser una forma inmediata de leer y una forma de volver a ese fragmento como antología del pasado”, explica Javiera Pérez Salerno, que dirige la sección.
Por su parte, la Biblioteca Nacional presentó, en septiembre de 2010, Borges, libros y lecturas . El volumen, a cargo de Laura Rosato y Germán Alvarez, recupera las anotaciones que Borges hizo sobre casi 500 libros de su colección que quedaron en la Biblioteca. En sus primeras páginas, Borges cita pasajes, a veces manuscritos por él y, otras veces, por su madre.
Fabio Morábito prefiere no correr el riesgo de tomarse esas marcas demasiado en serio: “Ya me imagino a un tesista sacando quién sabe qué aseveraciones sesudas sobre la obra de Borges a partir de los subrayados encontrados en su biblioteca”, dijo, consultado sobre este tipo de publicaciones. “No creo que nos revelen algo de su personalidad literaria que no conozcamos ya a través de sus libros”.
En cambio, el crítico y escritor Daniel Link asegura que este tipo de anotaciones guardan un profundo interés, en tanto parte, “si no de la obra, del archivo asociado a un nombre propio”. Tamara Kamenszain (que el año pasado se sumó al debate con Morábito) comparte este punto: “Cartas, subrayados, diarios íntimos, entrevistas son un continuo vida-obra que no explica la obra sino que la enriquece en lo que tiene de enigmática”.
En definitiva, lo que hay es un deseo de saber más: ya no alcanza con la biografía, tampoco con los diarios privados. Cecilia Szperling cree que en esta curiosidad del espectador se conectan “Libro Marcado” y “Confesionario”, el ciclo que dirigió durante años en el Centro Cultural Rojas, donde distintos artistas narraban anécdotas personales en las que ficción y realidad se entretejían. Con una idea similar en mente, la poeta Diana Bellessi participó como invitada del primer encuentro, el miércoles pasado. Dijo a Ñ : “El subrayado es para mí algo íntimo y secreto, y quisiera que permaneciera en ese lugar, salvo cuando el autor decide hacerlo público, como parte de su performance, es decir, de su construcción como autor”.
“Libro Marcado” pone en escena, así, una pos-biografía, un documento de la vida privada que se vuelve público, y mezcla el carácter social que tiene toda lectura con la realidad íntima en la que siempre se encarna. En este sentido, Szperling destaca la participación del público en los encuentros: “Se produce un momento democrático en el que las diferencias entre lectores profesionales y público se pierden”. Experiencia de lectura y experiencia de vida se reactualizan, y vuelven a confundirse.

Y en el futuro, ¿qué?
En mayo de este año, la noticia inundó los portales de tecnología y los diarios norteamericanos: desde abril, Amazon vendió más ebooks que libros físicos, en una proporción de 105 contra 100. La pregunta es de rigor: ¿qué pasará con las marcas que los lectores dejan sobre las hojas de los libros en este nuevo escenario? Szperling relativiza la importancia de este hecho frente a una idea como la del ciclo: “El libro marcado es, en realidad, el libro que te marca. El cerebro es marcado por la lectura, el formato no importa”, dice.
En verdad, si los subrayados y las marcas sobre los libros son tan significativos como algunos escritores dicen, no deberíamos temer que vayan a desaparecer. Martín Kohan y Mariana Enríquez, que participarán en julio y agosto, respectivamente, de las reuniones del ciclo, coinciden en que subrayar es un punto de partida clave para la propia escritura. “El subrayado me parece una forma más intensa, más atenta de la lectura; como tal, no sólo no esteriliza mi escritura, más bien la estimula”, dice Kohan. Diana Bellessi insiste en esta idea: “Mis criterios son los de una niña asombrada. Asombrada de ver allí algo inesperado. Algo que sé pero que veo expresado con una sabiduría y una precisión mayor; o algo que no se me había ocurrido nunca y que aparece como una revelación”.
Tampoco hay que dejar de pensar en el potencial identificatorio que portan las marcas sobre un libro, si las entendemos como “marca presente de un trabajo futuro”, según las define Tamara Kamenszain. Incluso Morábito reconoce que el subrayado puede funcionar como espejo para uno mismo a la distancia, “un espejo muy opaco, pero espejo al fin”.
Visto así, no deberíamos ser demasiado pesimistas. En Estados Unidos, voces como la del Caxton Institute, que nuclea a importantes bibliófilos del país, se manifestaron preocupadas sobre este problema. En cambio, cabe imaginar, como han hecho otros, un mundo lleno de marginalia, donde cada ebook ofrezca anotaciones de amigos, otros lectores anónimos, escritores, críticos, artistas plásticos y así sucesivamente. En efecto, Amazon ya ofrece para Kindle notas hechas a un libro por su mismo autor, luego de su publicación. Y, con el ritmo de adelantos que los lectores electrónicos muestran, sólo es cuestión de tiempo hasta que permitan escribir a mano sobre ellos, para no renunciar a las notas manuscritas.
“Quién sabe, tal vez ‘Libro Marcado’ será la despedida del libro físico”, bromea Szperling. Suceda lo que suceda, quedarán los libros con sus marcas y otros documentos sobre esta costumbre. Como “Marginalia”, el poema del norteamericano Billy Collins que relata la lectura iniciática, en una biblioteca pública, de un ejemplar de El guardián en el centeno sobre el que había “algunas marcas que parecían de grasa/y al lado de ellas, escrito en lápiz/por una chica hermosa, lo supe/a la que no conocería nunca: ‘Perdón por las manchas de huevo, pero estoy enamorada’”.