estoy tirada en la hamaca paraguaya después de un almuerzo opíparo de campo. Ya me tomé las suficientes copas de vino como para clavarme una siesta sin que me molesten los chicos corriendo y gritando. A veces soy tan decadente como Graciela Borges en la ciénaga, pienso y me sonrío un segundo, sólo un segundo porque enseguida me azota la imagen de Capitana en una de Sandro, en el delta. Hay alcohólicas y alcohólicas. Hace frío y quiero ser como una persona normal que si tiene frío se abriga y no se queda esperando que mágicamente el frío desaparezca. Pienso que tenía proyectos para este cumpleaños, uno era dejar de ser tan border. Empecé mal. Mejor lo dejo para el lunes, o mejor el martes porque el lunes es feriado. Cuando tenía dieciséis y conocí a ese tipo que me voló la cabeza estaba también en una hamaca paraguaya comiendo sandía y era tan buenmozo el zarpado que me puso nerviosa y la sandía se me cayó a la tierra, la levanté y la seguí comiendo como si no estuviera llena de barro y pensaba fuerte, por favor que no se de cuenta que soy tan tarada. Y no se dio cuenta. No se qué le pasa a la gente que no se da cuenta que soy tan tarada. Debo disimularlo muy bien. No sé. La siesta no viene, se me congelan los huesos aunque me envuelva en el poncho. No quiero entrar porque me gusta remolonear en mis pensamientos sin que nadie me pregunte nada, así que me banco el frío. En quince minutos me convierto en un rolito y fui.
Madame Lulú
páginas despreocupadas
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5 comentarios:
era gracioso!... un chistecito nomas, no me diga q se lo tomó en serio?
anoni: en mi casa cuido a mis invitados...tal vez le podés dejar el comment en su blog y ver si le da gracias.
superchicaenminifalda!!!
MUY bien!
el post esta muy bueno... (madame es brillante)
EdC
que lujo, me sonrojo!
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